31.01.2011

SurfSlam 2010 Artikel spanisch

Informe sobre la participación en el


Jet Ski Surf Slam 2010 - Marc Sickerling

Pacific City, Oregón, EE.UU.


Patrocinador y organizador: Blowsion


Marc Sickerling participó hace ya un año en la primera competición organizada por Blowsion, en la que logró salir airoso contra 92 competidores procedentes de 22 naciones y finalizar tercero. Como Marc es miembro de la escudería Blowsion, su moto acuática no tuvo que ser desplazada para la edición de este año.


Los entendidos sabrán de sobra que un amigo de Marc – Norbert Weber – fabrica desde hace algunos años, con el nombre “Light Weight”, un Jet Ski de carbono de características ligeras e indestructibles incluso por las olas más altas. Ya en su tercera versión, la moto acuática resulta entretanto plenamente adecuada para el “Freeride” – los ejercicios sobre olas.


Pero la tendencia apunta cada vez más a una “moto acuática puramente de carreras”. Cuatro campeones del mundo de Jet Ski Freestyle construyen sus propios Jet Skis, los ponen a disposición de buenos pilotos y se miden a comienzos de octubre en Lake Havasu en los campeonatos del mundo de Jet Ski en el Río Colorado en Arizona. Nota: Marc practica desde 2002 ya tan sólo Freeride en el mar, por lo que no toma parte en los campeonatos del mundo en Lake Havasu.


El 4 de septiembre de 2010 ocupabamos así cuatro asientos en un Boeing 777 con destino a Portland, la capital de Oregón. Marc Sickerling, Norbert Weber, el luxemburgués Alex Federmeyer y el autor. Alex compite en la clase Expert, y tenía la oportunidad de conducir la moto de Marc.

Oregón está casi en Canadá – un largo viaje, pero una zona preciosa de Estados Unidos. Uno se encuentra aquí en plena naturaleza, con bosques interminables y una baja densidad de población.


El propietario de Blowsion se llama John Dady. Nos recogió por la tarde con su familia en el aeropuerto de Portland. Entonces recogimos nuestro coche de alquiler, hicimos una breve visita a su fábrica y nos tomamos acto seguido nuestro primer y desde entonces cotidiano “Oregon Steak” – una experiencia casi insuperable. Luego caímos rendidos en nuestras camas de hotel.


La mañana siguiente regresamos a la fábrica de Blowsion, donde cambiamos las partes más importantes en la moto acuática y nos abastecimos con recambios – lo que duró todo el día. A continuación pasamos nuestra última noche en Portland.


La prueba se disputa a unos 200 km de distancia de Portland, en Pacific City, un pueblo en la costa. Uno recorre unos 100 km por bosques naturales, y cuando parece ya que no va a aparecer nunca el Pacífico, te encuentras de repente en la costa. El pueblo, en parte una estampa de la era de los pioneros, resulta casi imposible de describir. Y luego están la gigantesca playa, los pelicanos y las focas, los ciervos que se acercan a los mismos umbrales de las casas. Y las olas – un verdadero paraíso terrenal.


Alquilamos la misma casa que el año pasado, cuatro dormitorios, cuatro baños, aire acondicionado, chimenea y una cocina imponente. A través de las ventanas panorámicas se tiene una vista fantástica del exterior. La casa está situada sobre una duna, y unas escaleras conducen directamente al mar. Más bonito imposible. Primero llenamos el frigorífico con productos adquiridos en el “drugstore” y nos dirigimos luego al Riverhouse, donde nos esperaba otro “Oregon Steak”.


El martes por la mañana nos acercamos por fín a la playa. Arena, hasta donde alcanzaba la vista. La marea había dejado huellas en la arena. La moto de Marc funcionaba a la perfección. Como no tiene tiempo de entrenarse en el oleaje y vive, en Bergneustadt, a 1.300 km de la costa atlántica, aprovecha siempre los días anteriores a una competición para ponerse a punto. Una gran desventaja, puesto que casi todos los demás pilotos viven cerca de la costa y pueden entrenarse diariamente.


Aprovechamos la mitad del jueves para subir por la carretera costera hacia el norte y disfrutar de un paisaje impresionante para todos nosotros. El inmenso oceano, calas pintorescas y solitarias, bosque hasta una altura de 1.500 m y algunas solitarias cabañas de madera diseminadas en la ladera, desde las cuales se tiene una vista inolvidable.


El viernes empezaron a llegar entonces los primeros camiones, camionetas y pilotos, y con ellos el bullicio – y también la gasolina de competición (de 100 octanos en Estados Unidos) – a Pacific City. Compramos un par de bidones y llenamos el tanque de nuestro Jet Ski. Marc arrancaba el motor, pero éste no alcanzaba la plena potencia. Así que optamos por cambiar el sistema de encendido – sin apreciar cambio alguno. Una llamada a Martin Schaub, el mecánico de Marc en Alemania, aportó finalmente la solución: ¡ajustar el encendido! ¿Resultado? ¡La moto acuática funcionaba nuevamente de maravilla!


En Freeride compiten tan sólo motos de “stand-up”, casi exclusivamente Yamahas. Pero no se modifica tan sólo la carrocería (por ejemplo con superficies de apoyo más cortas), sino también la potencia de los motores. Un motor potente es el norteamericano DASA, con más del doble de potencia que uno de la serie con 100 HP. Un buen Jet Ski (con pintado de alta calidad) puede costar así rápidamente de 35.000 a 40.000 euros. Pero sólo así se puede aspirar al podio.


Dos términos van aquí juntos: “Free Ride” y “Surf Slam”. Cada piloto dispone de 10 minutos. La competición se disputa por eliminación directa, es decir, el perdedor queda eliminado y el vencedor accede a la ronda siguiente. Los jueces valoran dos factores: la ejecución de los saltos en función del grado de dificultad y la precisión, y el manejo de la ola por el conductor, es decir, la capacidad para ejecutar maniobras limpias sobre la ola antes de que rompa. El jurado está compuesto por cinco jueces que otorgan cada uno su propia puntuación.


El sábado se disputaron las pruebas de clasificación para la final del domingo, pudiendo comprobarse una vez más que los primeros puestos son ocupados casi siempre por los mismos cinco o seis pilotos – lo que se debe, por un lado, a su experiencia y, por el otro lado, a su capacidad (y valor) para acelerar a fondo incluso con las olas más altas.


Casi se me olvidaba mencionar que el sábado se disputó también la competición Expert – donde sucedió lo casi impensable: Alex Federmeier se hizo con el triunfo en la clase Expert.


El certamen de Freeride comenzó ya a las ocho de la mañana del sábado – como en cada mañana, después de una salida del sol espectacular que prometía un buen día. Para todos los implicados es ya muy emocionante e interesante seguir las diferentes mangas de clasificación – y, por supuesto, más aún si se encuentran entre los participantes. A continuación se anunció el orden de salida para las pruebas de clasificación en la categoría de profesionales. Marc se enfrentaba ya de entrada a uno de los tres primeros cabezas de serie. Sus posibilidades de derrotarle eran escasas. Marc dio todo lo que ofrecían sus capacidades y permitían las condiciones. Para terminar enseñó un “Double Barrel Roll” limpiamente ejecutado. Y fue suficiente – Marc pasó a la siguiente eliminatoria. Mientras tanto estaba subiendo la marea, de manera que las olas se volvían aún más duras.


Marc superó también los cuartos de final y accedió a las semifinales, luchando finalmente por el tercer puesto. Creo que yo estaba incluso más nervioso que él mismo, y eso que le acompaño desde hace ya 25 años a las competiciones. Pero mereció una vez más la pena – ¡Marc acabó tercero! No cabía esperar nada mejor. En la clasificación general de ambas carreras se halla ahora tan sólo a un décimo de punto del líder. Una situación de partida muy prometedora para la final dentro de cuatro semanas en Brasil.


El fin de semana terminó con la ceremonia de entrega de los premios – una imagen ya casi habitual. En el primer puesto, Ross Champion, Estados Unidos, en el segundo, Taylor Curtis, Estados Unidos, y en el tercero, Marc Sickerling, Alemania.


Aunque escribo “una imagen ya casi habitual”, tengo que añadir, no obstante, que este tercer puesto en Jet Ski Freeride significa para Marc un éxito casi equiparable a una victoria en Jet Ski Freestyle. Pues el hecho de que tenga que ocuparse de la gestión de sus tiendas de tejanos en el Sauerland, ahora que los tiempos se han vuelto más difíciles, que no pueda entrenarse, que haya cumplido ya los 40 años y tenga además deberes de padre de familia – todo ello le limita. ¡Pero su entusiamo por la motonáutica no ha declinado en absoluto! Y sigue manteniendo un contacto ininterrumpido con todos los corredores que han marcado este apasionante deporte en el mundo entero.

A ello se añade su colaboración en el desarrollo del Jet Ski de carbono, un modelo ya plenamente competitivo en la actualidad. El incondicional apoyo prestado por su patrocinador John Dady, propietario de la compañía Blowsion, de Portland, Oregón, EE.UU., a quien le une una relación amistosa, facilita mucho las cosas.


Preguntado por el tiempo que pretende seguir compitiendo, Marc contesta: “¡Mientras me siga divirtiendo y pueda figurar todavía entre los mejores del mundo!”.


Deseémosle pues aún algunos años de éxito deportivo.


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